Cuando comencé a trabajar con «José», un director general de una empresa familiar, estaba abrumado. Él había asumido el cargo después de años en operaciones y ventas, pero cuando le tocó liderar, se dio cuenta de algo crucial: no entendía las finanzas de su propia empresa.

Lo que me contó me hizo pensar en muchos empresarios que, sin ser expertos financieros, luchan con los números. Y créeme, no estás solo. Más del 75% de los directivos de PYMEs enfrentan este mismo problema. Y no se trata de no saber sobre finanzas, se trata de no saber qué preguntar.

Déjame contarte la historia de José.

José es parte de la segunda generación de una empresa familiar que había sido líder en su sector durante más de 30 años. Su padre había dejado las operaciones a cargo de un equipo externo, y cuando José tomó las riendas, decidió que era momento de internalizar los procesos contables y financieros. Pensaba que con esto tendría un mejor control, pero lo que ocurrió fue todo lo contrario.

A los pocos meses, José empezó a notar que algo no andaba bien. Las cuentas no cuadraban, los costos parecían más altos de lo que deberían y el flujo de efectivo estaba apretado. Sin saber qué pedir a su área financiera, comenzó a tomar decisiones incorrectas. Llegó a solicitar créditos bancarios caros para cubrir gastos fijos y, lo peor de todo, dejó de pagar la nómina. Fue entonces cuando decidió contactarme.

¿Te suena familiar? Si alguna vez te has sentido como José, sin saber cómo abordar los temas financieros de tu empresa, déjame decirte: hay soluciones.

Las preguntas clave que debes hacerle a tu área financiera

Lo primero que hice fue capacitar a José en algo básico pero poderoso: ¿qué debía pedirle a su área financiera para entender el verdadero estado de su negocio?

1. Estados financieros claros y periódicos: Si no sabes cómo está tu negocio, ¿cómo vas a tomar decisiones? José no pedía estados financieros de manera regular, ni sabía cómo interpretarlos. Esto lo llevó a tener problemas con el flujo de efectivo.
2. Control de costos fijos: José sabía que pagaba alrededor de 2 millones de pesos mensuales, pero no tenía idea si esa cifra era correcta o si había algo que pudiera optimizar. A veces, simplemente no pedimos la información correcta.
3. Inventarios y mermas: Me di cuenta de que los inventarios teóricos no cuadraban con los físicos. Había pérdidas constantes que nadie estaba contabilizando correctamente.
4. Situación real de las unidades de negocio: Al revisar los resultados financieros de sus sucursales, José se sorprendió al descubrir que tres de las cinco estaban generando pérdidas y chupaban el flujo de las que sí eran rentables.

Las consecuencias de no preguntar

¿Qué sucede cuando no preguntas lo correcto? Te quedas sin visibilidad sobre lo que está realmente pasando en tu empresa. Y eso se traduce en decisiones equivocadas que afectan el futuro de tu negocio.

José había asumido que todo lo que vendía se cobraba, pero al revisar a detalle, descubrimos que no era así. Había también costos ocultos, como compras innecesarias y pagos por créditos bancarios de corto plazo que lo estaban hundiendo.

Este tipo de errores son evitables.

La solución: Formación y control

Lo que hice fue darle a José las herramientas para entender su negocio de manera integral. Empezamos con lo básico: enseñarle cómo leer e interpretar los reportes financieros. Cuando él supo qué preguntar y qué buscar, pudo tomar decisiones informadas. Así, cerramos las sucursales que no eran rentables y reestructuramos el flujo de efectivo para hacer la empresa más eficiente y rentable.

Hoy, José es un empresario que controla las finanzas de su negocio. Y tú también puedes hacerlo. Si tienes dudas, no te preocupes, estás en el lugar correcto. Con el conocimiento adecuado, podrás tomar mejores decisiones y garantizar que el corazón financiero de tu empresa lata fuerte.